Más allá de Tinduf se encuentra la hamada argelina, "el más desierto de los desiertos", que definió Eduardo Galeano. Temperaturas extremas en un terreno árido y polvoriento en el que argelinos y mauritanos temían arder como lo haría un cristiano en el infierno. También, lugar de destierro del pueblo saharaui desde que, en 1976, España cediese a Marruecos su colonia en el Sáhara occidental. Este se hizo con su control tras iniciar la Marcha Verde y bombardear con fósforo blanco y napalm a la proclamada -por el Frente Polisario-, República Árabe Democrática Saharaui (RADS). Ni las reiteradas protestas de Naciones Unidas ni las probadas torturas y desapariciones de un lento y prolongado genocidio contra el pueblo saharaui, han logrado devolver los ricos territorios ocupados por Marruecos. Esta es Dajla, una de las cuatro ciudades espejo del Sáhara occidental y la más alejada en la hamada.